El 25 de diciembre nos despertamos tarde porque, aunque la noche anterior no habíamos salido de casa, estuvimos hasta tarde comiendo y hablando con nuestras familias. Mientras Carlos, Patricia, Héctor y yo almorzábamos las sobras de Nochebuena recibimos un regalo en forma de invitación: Agnieszka nos proponía pasar unos días con ella en su pueblo; así que al día siguiente (26/12) nos levantamos pronto y cogimos un tren dirección Tarnowskie Góry.
Yo, como siempre, durmiendo.
El viaje fue agotador, pero después de unas horas llegamos a nuestro destino.
Agnieszka y su perrita (no sé cómo se escribe su nombre...)
Ella fue a buscarnos a la estación y nos llevó a su casa, en donde sus padres nos estaban esperando con la mesa puesta para disfrutar de una comida típica navideña. Todo estaba riquísimo, su madre cocina de maravilla y su padre nos dio a probar nalewka casero; charlamos con ellos mediante traductor (Aga y su hermana Paulina), señas y una mezcla rara de idiomas (inglés, alemás, polaco, español...).
Después de comer, nos llevaron a visitar diferentes palacetes de la ciudad, algunos convertidos ahora en restaurantes u hoteles:
Mi primera caída del día captada por Carlos.
La mansión de Henckel von Donnersmarck
Y se fue poniendo el sol a partir de las 16:30, como de costumbre...
El palacio de la familia von Warkotsch
Más tarde fuimos a conocer el centro de la ciudad, a calentarnos un poco con vino caliente y acompañamos a Agnieszka a la iglesia:
Iglesia luterana
El ayuntamiento
Luego cenamos y salimos a tomar algo y a conocer a sus amigos, pero volvimos pronto porque yo estaba agotada y al día siguiente nos esperaba un día completo.
(Continuará)
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