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lunes, 14 de febrero de 2011

En casa

¡Hola! Ya estamos aquí. Llegamos a España el jueves por la noche y, después de pasar todo el fin de semana con nuestras familias, hemos vuelto a nuestra casita para retomar la vida de estudiante en Tarragona.

Ya echamos de menos Poznań, pero también estamos ilusionados con la vuelta. De momento, hemos sufrido el "calor" del invierno español y el sol tan intenso, que no recordábamos y aún nos molesta en los ojos; hemos comido de todo (por lo que creo que nos costará recuperar la figura que perdimos en Polonia) y aún estamos lidiando con las maletas, porque hemos vuelto con 50 kilos de más, y eso son muchas cosas.

Como os he dicho, ya os continuaremos contando un montón de cosas de nuestro viaje. De momento, podéis leer la entrevista que me ha hecho Yolanda, de Remolinos fritos, en donde cuento algunas impresiones mías de Polonia:



Aprovechad para visitar su blog sobre su vida en EEUU, que descubrí hace poco y al que estoy totalmente enganchada. Os lo recomiendo de verdad.

Muchos besos a todos, nos vemos pronto ;)

miércoles, 13 de octubre de 2010

Tormentoso viaje...

El viaje fue muy bien, las tres horas de vuelo se pasaron rápido y las turbulencias no eran como para preocuparse ¿Dónde está la pega? En que el afán por sacar dinero de cualquier sitio de la compañía aérea que escogimos llega a unos límites insospechados y acaba molestándote de lo descarado que es.

Al salir del aeropuerto de Reus tuvimos la suerte de que no nos miraron el equipaje de mano. Nosotros cumplíamos con todas las normas de peso y tamaño, pero muchos viajeros, no, y pasaron al avión tan felizmente. Así que me arrepentí de no haberme llevado cuatro cosillas por miedo, pero es algo con lo que no se puede jugar si no estás dispuesto a pagar sobrepeso (cosa que le ocurrió a nuestra compañera de piso, que como su bolso medía cuatro centímetros más tuvo que pagar 35€).

Para empezar, en estos vuelos no reservas asientos, sino plazas, así que, si no te das un poco de prisa en embarcar, puede que tú te sientes en una fila y tu acompañante en la otra punta del avión. Hay que decir que, como sabréis, la compañía ofrece un embarque prioritario por el módico precio de 4€, pero que, visto lo visto, no sirve para nada, porque solo te colocan al principio de la cola antes de subir, y si alguien te pasa por delante, adiós tu prioridad, como ocurrió con un hombre que caminaba con muletas y al que la gente ignoró por completo yendo más rápido que él para subirse primero.

Ya sentados, con los cinturones de seguridad abrochados, los motores en marcha y las instrucciones dadas, el avión empezó a despegar.

Aún a 45º de inclinación, las azafatas comenzaron casi a trepar por el pasillo arrastrando el carro con snacks y bebidas. Luego fueron comidas calientes (incluyendo la tan "típica" paella con chorizo), más tarde perfumes y relojes, regalos, cigarrillos de vapor de agua "ideales para fumar a bordo" e incluso lotería... Y después de todo, vuelta a empezar.

Fueron tres horas de continuas ventas, mensajes por megafonía y música ambiental nada tranquila para animar las compras. Vamos, que nuestra idea de descansar en el avión después de la noche en vela fue imposible de realizar.

Pero bueno, finalmente llegamos al Aeropuerto de Poznań-Ławica. Antes de aterrizar vimos el precioso paisaje que teníamos bajo los pies, la ciudad anocheciendo a pesar de que eran poco más de las 7 de la tarde, las luces iluminando la lluvia que caía... y nos pareció encantador.

Las maletas estaban sanas y salvas, no faltaba ni sobraba nada. Salimos del aeropuerto, pedimos un taxi y llegamos al hotel. Y allí, otra vez nerviosos... pero eso en la próxima entrada ;)

viernes, 8 de octubre de 2010

Dichosas maletas

Nos costó mucho cerrar definitivamente las maletas, y eso que llevábamos más de una semana planeándolas. Cuando compramos el billete ya habíamos pagado por facturar maletas de 20k porque veíamos que las de 15k se nos iban a quedar pequeñas, pero, aún así, el tener que meter en una maleta todo lo que vas a necesitas en 5 meses es una tarea durísima. Nos compramos un pesador de maletas para no llevarnos sorpresas en el aeropuerto y ese aparatito nos salvó la vida.

Dos días antes del viaje preparamos el equipaje de Carlos. Lo pesamos y... ¡20k exactos! No lo podíamos creer... Yo lo hubiese dejado tal cual, pero él insistió en guardar un kilo de márgen por si acaso. Nos pusimos con el mío y pesaba 16k (hay que decir que mi maleta de por sí ya era más liviana). La alegría por el trabajo bien hecho se nos acabó cuando nos dimos cuenta de que solo habíamos guardado la ropa y nos faltaban un montón de "pequeñas cosas" sin las cuales no podíamos vivir, como mi enorme neceser de cosméticos, que pesaba 5k y que finalmente tuve que dejar. Estuvimos haciendo y deshaciendo hasta poco antes del vuelo, la noche anterior a este solo dormí dos horas, nos peleamos un montón de veces, dejamos todo aquello de lo que pensamos que podríamos prescindir (aunque con todo el dolor de nuestro corazón) y cerramos finalmente las maletas.

Medio mosqueados ya por las preocupaciones de Carlos, nos fuimos al aeropuerto de Reus. Nos queda muy cerca de casa y desde allí Ryanair tiene vuelo directo a Poznan. Habíamos comprado los pasajes un mes antes por 170 €, precio final para los dos, aunque días más tarde salieron ofertas mucho mejores...

Una vez allí, nos dirigimos a facturación. Nos pesaron las maletas y cada una era de 19k (con el kilo de margen que quería Carlos ). Yo no tenía candado para la mía pero pensé que habrían puestos para embalarlas con plástico y me llevé una sorpresa al ver que no... Y así viajaron mis cosas, sin seguridad alguna. Y más tensión por si llegaba abierta, por si luego nos faltarían cosas o por si sobraría algo ilegal...

El viaje, un poco surrealista, en la próxima entrada ;)

lunes, 6 de septiembre de 2010

El idioma (primeras impresiones)

El polaco me parece muy difícil: pueden aparecer fácilmente 5 consonantes seguidas, tiene grafías con "apariencia" de consonantes que en realidad son vocales, tiene 5 géneros gramaticales, declina (después de lo que me costó el latín)... Pero me lo estoy tomando con ganas, porque considero que estudiar el idioma de un territorio es fundamental para entender su cultura, y yo quiero aprovechar al máximo el tiempo que esté allí para integrarme en ella; porque el aprendizaje de lenguas siempre me ha interesado y considero que es un ejercicio mental estupendo, y, por último, me resulta tan extraño que me lo he planteado como un reto personal.

Carlos me regaló un diccionario de conversación en polaco. La verdad es que es muy útil porque explica las frases más importantes para sobrevivir (entre ellas la famosa "no entiendo polaco", que creo que es la que más voy a usar). Tiene traducción y representación fonológica, algunos consejos y datos sobre Polonia y un tamaño perfecto para llevar en el bolso, así que me va a acompañar mucho.

Además, me apunté a un curso de polaco en Livemocha y estoy muy contenta, porque sé que no aprenderé mucho hasta que esté allí, pero al menos ya me estoy familiarizando con los sonidos y la sintaxis del idioma, y puedo decir frases como "yo soy vieja" o "yo soy gorda", que no es verdad, pero sí mucho más fácil que decir "joven" o "delgada".

Espero conseguir saber algo más útil en una semana, ya que el lunes que viene ya estaremos allí.

Na razie!
(esta es una de las fáciles)

miércoles, 11 de agosto de 2010

Odio los trámites...

Desde el lunes ya tengo pasaporte. Me desperté a las 6:00 para poder sacarlo ese mismo día porque la cita que tenía era unos días antes de irme y lo veía muy justo. Cuando me planté allí a las 7:30 había una cola inmensa de gente, más de 100 personas seguro, pero ya que había hecho el esfuerzo de madrugar tanto me quedé por si acaso, e hice bien, ya que la mayoría iban a sacarse el DNI y los números se acabaron enseguida.

Después de eso, media hora más de cola frente a la Seguridad Social para empezar a tramitar la tarjeta sanitaria europea. Allí me hicieron enfadar. Para empezar, iba llegando gente y preguntando quien era el último, pero cuando se abrieron las puertas a las 9, todo dio igual y se empezaron a colar (qué bonito y civilizado... tampoco había tanta gente, nos iban a atender a todos...). Luego el de recepción me preguntó a qué iba y le dije que para sacarme el seguro europeo, y me contesta "eso no existe..." con cara de sorprendido, y acto seguido me dice sonriendo "querrás decir la tarjeta sanitaria europea...". Pues eso, señor, ¿a que usted ya me ha entendido? No me ponga más nerviosa que ya lo estoy bastante...

Paso y me atienden enseguida, pero mal. La señora funcionaria, que acababa de sentarse en su escritorio antes de llamarme, me habla de malos modos y me dice que no hay manera de sacarme la tarjeta sanitaria si no tengo trabajo en mi destino. Le intento explicar que tiene que haber alguna manera, que en la Universidad nos recomendaron que la tuviéramos, que lo hacen todos los años para los estudiantes y que en el tríptico que acababa de coger ponía que los destinatarios son trabajadores, turistas y estudiantes. Pero nada. Me despacha rápidamente, de malos modos y tratándome de loca. No soy de contestar a la gente que no conozco, pero antes de irme le dije que debería tener un poco de paciencia a la hora de informar a la gente y que se calmara, que acababa de empezar su jornada laboral y le quedaban muchas horas y personas que atender.

Cuando salí de allí, el recepcionista "simpático" me preguntó si ya lo había hecho (como me fui tan rápido...) y le expliqué lo que había pasado, así que me contestó: "bueno, tampoco hace falta, si te pasa algo, vas al hospital, lo pagas y al volver te devuelven el dinero...". Sí, claro. Me resbalo con la nieve, me rompo la columna vertebral, voy al hospital y pago la operación con los 10.000 € que llevo siempre encima, que, total, al cabo de 10 años quizá me devuelvan la mitad...

No sé en qué acabará esto porque la Universidad dice que me lo tienen que tramitar pero ellos no quieren si no llevo contrato. La mujer no me informó mucho, así que iré otro día a ver si me atiende otro empleado y me ayuda un poco.

Aquel día acabé de un humor de perros y dando la razón a quien critica a los funcionarios, fíjate tú...

viernes, 16 de julio de 2010

¡Por fin!

Eso es lo que pensamos después de comprar los billetes para ir a Poznan. Finalmente nos vamos el 13 de Septiembre con Ryanair en un vuelo directo desde Reus.

Dada mi escasa experiencia a viajar en avión decidí leer los "
Términos y Condiciones" antes de comprar los billetes y el resultado fue bastante preocupante ya que se estropearon todos nuestros planes, especialmente por el equipaje de mano:

No se permite que los pasajeros introduzcan los siguientes artículos en la zona restringida de seguridad ni en la cabina del avión:

Pistolas y armas, incluidas las de fuego; cualquier objeto capaz o que parezca capaz de disparar un proyectil o provocar lesiones, entre los que se incluyen:

Todas las armas de fuego [...] réplicas o imitaciones [...] Pistolas de bengalas, ballestas, catapultas y arpones, instrumentos para el sacrificio de animales, [...] armas balísticas de energía (láser) [...]

No me puedo creer que no pueda llevar mi catapulta de viaje... ¡nunca salgo de casa sin ella!

Sustancias químicas y tóxicas:

[...]material radioactivo, [...] sangre infectada, bacterias y virus [...]

Nunca se me habría ocurrido llevar mi barra inanimada de Carbono-14 ni mi barra de Uranio-238... Pero lo de los virus es diferente, ¡son organismos que necesitan pasear!

De todo eso, la conclusión que saco es que hay gente muy rara por el mundo, porque estos "Terminos y condiciones" se habrán hecho por algun motivo...

lunes, 21 de junio de 2010

La bandera de Polonia

La primera reunión informativa de Erasmus nos dejó con una anécdota.

Al llegar vimos como todos los estudiantes hacían cola para recoger una pegatina con la bandera del país al que irán. Teníamos que pegárnoslas en un sitio visible para que podamos detectar a dónde va cada uno y así entablar las primeras relaciones. Enseguida nos miramos y tuvimos una conversación mental:

- ¡¿Cómo es la bandera de Polonia?!
- Yo que sé, ¡no me acuerdo!
- Pero cómo no se nos ocurrió mirar la bandera del país al que vamos, ¿somos tontos?
- Sí, lo somos... ¿Y ahora qué hacemos?
- ¿Nos escapamos?
- No, es imposible, estamos acorralados...

Íbamos avanzando y, cuando ya casi nos tocaba, pude escuchar cómo ellos mismos te preguntaban por el país y te daban la pegatina correspondiente. Uff... Salvados...

Bueno, no tanto... Al descubrir la bandera de Polonia (una franja blanca y otra roja) nos surgió la última duda: ¿Qué color va arriba y cuál abajo? No había forma de saberlo, así que Carlos optó por ponérse la pegatina en vertical y yo por taparla con la chaqueta, con lo que aquel día no conocimos a nadie...

Al llegar a casa, lo primero que hicimos fue comprobar cómo es:


Y descubrir que si la hubiésemos puesto al revés, se convierte en la bandera de Mónaco:


¡Ya no se nos olvidará nunca!